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Foto del escritorAndrés Messmer

La Concordia de Wittenberg: una traducción de la sección sobre la Santa Cena


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Introducción

En 1536, protestantes de dos confesiones distintas —luteranos y reformados— se reunieron para discutir los tres sacramentos (o ritos) del bautismo, la Santa Cena y la confesión. En teoría, la parte más importante, la de la Santa Cena, podía haber terminado la división entre los dos grupos, pero al final no llegó a convencer el grupo más amplio que no estaba presente en el coloquio. Sin embargo, este texto nos ofrece el lenguaje más “ecuménico” sobre la Santa Cena, y pastores y teólogos protestantes importantes como Martín Lutero, Felipe Melanchthon, Martín Bucero y Wolfgang Capito la firmaron. Aunque ningún grupo la adoptó como su postura oficial, españoles como Casiodoro de Reina apelaron a la Concordia como su postura oficial, y como la única salida viable de la división entre los dos bandos.


Texto[1]

La concordia entre los doctores de Wittenberg y los doctores de las ciudades del Emperador en la Alemania superior. Sobre la presencia del cuerpo y sangre de Cristo en la Cena del Señor. Escrita por Felipe Melanchthon por orden y petición de ambos lados. 1536 d. C.


1. Confesamos, según las palabras de Ireneo, que la eucaristía consiste en dos cosas: la terrenal y la celestial. Por tanto, piensan[2] y enseñan que el cuerpo y sangre de Cristo está presente, exhibido y recibido verdadera y sustancialmente con el pan y vino.


2. Y aunque niegan existir la transubstanciación y no piensan existir el encierre local en el pan, o alguna conjunción duradera fuera del uso del sacramento, sin embargo, conceden que, por una unión sacramental, el pan es el cuerpo de Cristo, esto es, piensen que, al ofrecer el pan, al mismo tiempo el cuerpo de Cristo está presente y verdaderamente exhibido. Pues fuera del uso, cuando está preservado en una caja o mostrado en procesiones, como se hace por los papistas, piensan que el cuerpo de Cristo no está presente.


3. En segundo lugar, piensan que esta institución del sacramento es válida en la Iglesia, y que no depende de la dignidad del ministro o del recipiente. Por eso, como dice Pablo, incluso los indignos comen, así piensan que se ofrece el verdadero cuerpo y sangre del Señor también a los indignos, y que los indignos lo reciben, donde las palabras e institución de Cristo son mantenidos. Pero tales personas lo reciben al juicio, como dice Pablo, porque abusan del sacramento cuando lo usan sin arrepentimiento y fe. Por esta razón fue instituido: para testificar a aquellos que se arrepienten y erigen su fe en Cristo que les son aplicados los beneficios de Cristo, que son hechos miembros de Cristo y que son purificados por la sangre de Cristo.


Pero como somos pocos los que nos hemos reunido, y hay necesidad de ambos lados que este tema sea referido a otros predicadores y superiores, todavía no está lícito para nosotros contratar la concordia antes de referirlo a otros.


Pero como todos profesan que quieren pensar y enseñar según la confesión[3] y apología de los príncipes que profesan el evangelio en todos los artículos, deseamos mucho ratificar y establecer la concordia. Y nuestra esperanza es que, si los otros de ambos lados así consienten, habrá una sólida concordia en el futuro.


Suscribieron:

Dr. Wolfgang Capito, ministro de la iglesia de Estrasburgo.

Maestro Martín Bucero, ministro de la iglesia de Estrasburgo.

Licenciado Martín Frechtus, ministro de la Palabra de la iglesia de Ulm.

Licenciado en teología Jacobo Ottherus, ministro de la iglesia de Esslingen.

Maestro Bonifacio Lycosthenes, ministro de la Palabra de la iglesia de Augsburgo.

Wolfgang Musculus, ministro de la Palabra de la iglesia de Augsburgo.

Maestro Gervasio Scholasticus, pastor de la iglesia de Memmingen.

Maestro Juan Bernardi, ministro de la iglesia de Fráncfort.

Martín Germani, ministro de la iglesia de Fürfeld.

Maestro Mateo Aulbertus, pastor de la iglesia de Reutlingen.

Juan Schradinus, diácono de Reutlingen.

Martín Lutero, Doctor de Wittenberg.

Dr. Justo Ionas.

Dr. Gaspar Cruciger.

Dr. Juan Bugenhagius, de Pomerania.

Felipe Melanchthon.

Justo Menius, de Eisenach.

Federico Myconius, de Gotha.

Dr. Urbano Regius, superintendente de las iglesias del ducado de Luneburgo.

Jorge Spalatinus, pastor de la iglesia de Altenburgo.

Dionisio Melander, minister de la iglesia de Kassel.

Y muchos otros.


[1] Texto latín: Philippi Melanthonis opera quae supersunt omnia, 3:75–76. [2] La “Concordia” usa tanto la primera como la tercera persona plural para referirse a los firmantes del documento. [3] Dado el contexto (están presentes Lutero y Melanchthon) y la fecha (1536), parece ser una referencia a la Confesión de Augsburgo.

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