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Elizabeth Burns, PhD, Queens College (Cambridge)
Lectora en Filosofía de la religión, Universidad de Londres
1. Introducción
El llamado argumento “ontológico” por la existencia de Dios tiene sus orígenes en Platón y se mantuvo vivo en la tradición platónica, aunque se suele asociar más con Anselmo de Canterbury (c. 1033-1109). Sea cual fuera la forma del argumento en la escuela platónica, Anselmo lo construyó así:
Hay un Ser mejor que cualquier cosa que podamos imaginar. Es decir, hay un Ser de grandeza máxima en todas las formas imaginables (omnisciencia, omnipotencia, perfección moral, etc.)
Si este Ser solo existiera como idea en la mente, sería inferior al que sería si existiera de verdad.
Dicho estado sería una deficiencia en este Ser, y por tanto sería una contradicción en la definición misma: existir de verdad sería más apropiado para este Ser de grandeza máxima.
Por tanto, este Ser existe (= Dios).
2. El debate
Algunos de los mejores y más brillantes filósofos han interactuado con este argumento a lo largo del tiempo, y sus reacciones han variado de la aceptación total como un argumento aplastante, al rechazo total como un simple “juego de palabras”. Pero en los años 70, Alvin Plantinga defendió y modificó el argumento, y al juicio de muchos, lo reforzó considerablemente. Su versión del argumento es así:
Es posible imaginar un mundo donde es posible que exista un Ser de grandeza máxima, no solamente como idea sino de verdad.
Si este Ser de grandeza máxima puede existir, y existe de verdad, en un mundo posible, entonces tiene que existir en todos los mundos posibles, incluido el nuestro. Tiene que ser así porque un Ser de grandeza máxima tiene que existir, no solamente en un mundo posible, sino en todos.
Por tanto, un Ser de grandeza máxima existe en nuestro mundo (= Dios).
[Para resumir su argumento con una afirmación negativa: No existe un mundo imaginario en el cual no se puede imaginar un Ser de grandeza máxima.]
Sin embargo, este argumento no ha estado exento de críticas. William Rowe (Profesor de la filosofía de la religión, Purdue University) ha objetado que el argumento de Plantinga es una “petición de principio”, pues da por sentado precisamente lo que afirma comprobar: da por sentado que puede existir un Ser de grandeza máxima para comprobar que dicho Ser existe de verdad. Plantinga respondió que la premisa de que un Ser de grandeza máxima podría existir no es ilógica y tampoco va en contra de la lógica, y afirma que solo ha establecido la racionalidad del argumento, y no necesariamente su veracidad. (Como inciso, me gustaría añadir que se puede responder de manera parecida a la crítica de Rowe: dar por sentado que un Ser de grandeza máxima no podría existir también es una “petición de principio”.)
3. “Grados” y la grandeza máxima
Elizabeth Burns cree que Plantinga ha cedido demasiado y ha intentado reforzar su argumento. Apoyándose en la obra de Iris Murdoch, Burns hace un argumento a favor de la realidad de la Excelencia máxima (= Dios) basado en la ubiquidad de grados. Nuestras mentes con capaces de ascender y descender por una escala de grados de excelencia mayores y menores, respectivamente. Dicha capacidad implica que existe una Excelencia máxima, pues es el estándar por el cual se miden dichos grados mayores y menores. Por ejemplo, si tenemos delante de nosotros cinco personas, somos capaces de ponerlas en orden según sus grados de justicia, porque tenemos una idea de la “justicia máxima” por la cual la podemos medir. Se pueden aplicar ejemplos parecidos a varias cualidades, incluida la de ser, y por tanto existe un Ser de “ser máximo”. Burns vuelve al argumento original de Plantinga y lo expande así (lo he alterado y abreviado ligeramente):
Es posible que exista una Excelencia máxima en un mundo posible.
La Excelencia máxima existe de verdad en cualquier mundo que tenga grados de excelencia.
Sí que existen grados de excelencia en nuestro mundo.
Por tanto, la Excelencia máxima existe en nuestro mundo.
4. Conclusión
El argumento ontológico es difícil de entender —y criticar— porque parece que la afirmación de una posibilidad conlleva su veracidad de manera necesaria, algo que no tiene ningún paralelismo fuera del lenguaje acerca de Dios. Sin embargo, como ha dicho Plantinga, como mínimo este argumento apoya la racionalidad de creer en un Ser de grandeza máxima en todo (omnisciencia, omnipotencia, perfección moral, etc.). Además, si Elizabeth Burns está en lo cierto, el fenómeno de grados es otro argumento que refuerza el argumento de Plantinga. Sea lo que sea, tanto teístas como ateístas deben tomar en serio el argumento ontológico por la existencia de Dios.
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